3 oct 2017

ESTRELLAS DEL BEISBOL

ESTRELLAS DEL BÉISBOL EL BÉISBOL DE LOS 1940s. Por Héctor Barrios Fernández.

 En 1941, los estadounidenses fueron a una guerra más, entre tantas en su historia. Durante esa etapa, el béisbol fue de una calidad inferior. Con la mayoría de los buenos jugadores en el ejército, un puñado de hombres viejos, mermados en sus facultades físicas o bien demasiado jóvenes, conformaron por tres años, lo que se siguió llamando “Béisbol de Ligas Mayores”. Este béisbol fue caracterizado por bajos porcentajes de bateo, de home runs y un inusual número de bases robadas por jugadores de hasta treinta y siete años. La estrategia salió al frente y esto siempre sucede cuando el talento es escaso. A pesar de todo, el béisbol de esta etapa fue tan divertido como cualquier otro. El
juego de los Williams, DiMaggios, Fellers, Musials, que regresó en 1946, fue diferente del que habían dejado cuatro años antes. Había juegos por la noche y por esa razón o cualquier otra, los porcentajes de bateo fueron más bajos. Treinta y cinco jugadores habían bateado sobre .350 en los diez años previos a la guerra, de 1932 a 1941, solamente ocho lo harían diez años después de la guerra, de 1946 a 1955. El estilo ofensivo impuesto por Babe Ruth, como el de Ted Williams, dominó la última parte de la década. Los bateadores fueron más selectivos en los lanzamientos y las bases por bolas alcanzaron niveles sorprendentes. Hubo un equipo en 1949 que entre sus lanzadores inicialistas tuvo uno que caminó a 179 hombres en 196 innings, otro 123 en 214, y un tercero que pasaporteó a 138 en 275. Su as del relevo caminó a 75 hombres en 135 innings y el resto de los lanzadores anduvieron por el estilo. Ese equipo usó a catorce lanzadores, de los cuales sólo uno dio menos de una base por bolas por cada dos innings. Ese equipo fue el de los Yankees de New York y ellos fueron los ganadores de la Serie Mundial. Por si fuera poco, al siguiente año, en 1950, sus lanzadores otorgaron aún más bases por bolas, tres de sus ellos promediaron 138 pasaportes, aun así, repitieron el título de las Grandes Ligas. En esta década de los 40s, vinieron al mundo los que después serían estrellas del espectáculo, Willie Stargell, Tony Oliva, Pete Rose, Bill Freehan, Tony Pérez, Joe Morgan, Ferguson Jenkins, Tom Seaver, Steve Carlton, Rod Carew, Reggie Jackson, Nolan Ryan, Johnny Bench, Mike Schmidt y otros. 291 557 norteamericanos al servicio de los ejércitos de ese país, fueron muertos durante la segunda guerra mundial, lo cual significó un número 18 veces mayor, que el total de hombres que habían jugado en Grandes Ligas desde 1871. Ese número de muertes representó menos del 2% del total de personas que perdieron la vida en ese conflicto internacional que nos mostró un poco del salvajismo humano. Ajeno a la guerra, perdieron la vida, Walter Johnson, Mordecai “Three Fingers” Brown, Joe Tinker, Babe Ruth, Hack Wilson, cinco miembros del equipo de Duluth, en la Northern League, murieron cuando el autobús en que viajaban, chocó con otro camión, misma suerte corrieron nueve miembros del equipo de Spokane, en la Western International League, cuando su autobús volcó en la carretera. La racha de 56 juegos seguidos conectando al menos un hit, de Joe DiMaggio, finalizó el 17 de julio de 1941, el mismo día se estaban sorteando en New York, a los jóvenes que pasarían a formar parte del ejército para participar en la guerra, cada número sacado de la urna, representaba sólo un hombre joven y saludable que iría a pelearse con gente que no conocía, para defender los intereses de gente que si se conocía pero no se peleaba. El segundo número seleccionado, el número 90, pertenecía a uno de 21 años de edad llamado Joe DiMaggio. Ya imaginaran Ustedes sobre cómo los medios abordaron el asunto, sin embargo DiMaggio declaró que se sentía muy mal de que la racha bateadora hubiera llegado a su fin. A pesar de todo, la asistencia a los estadios en los 40s, fue de 138 millones de fanáticos, muy superior a la década anterior que fue de 81 millones, los Yankees con 14 391 690 fueron los reyes en asistencia, en 1948 los Indios de Cleveland, metieron a 2 620 627 para ser la cifra más alta en un año, los Cafés de San Luis fueron los más pobres. Los que tuvieron el peor record en ganados y perdidos, fueron los Phillies, 584-951. Los Medias Rojas de los 40s, tuvieron un record fabuloso de 499-274 en Fenway Park, pero 355-409 en gira, la maldición del Bambino ya tenía rato y ni idea tenían de lo que le faltaba para llegar a su fin. Los Cardenales tuvieron su mejor década, por el contrario los Gigantes en ese tiempo de New York, tuvieron su peor. Los Dodgers de Brooklyn de 1900 a 1939, tuvieron records perdedores en cada década, pero con Larry McPhail y Leo Durocher se convirtieron en un equipo ganador que ha durado hasta nuestros días. Los Cachorros de Chicago, fueron un equipo exitoso desde el nacimiento de la Liga Nacional en 1876, sin embargo en 1947 comenzaron a fallar debido a un improductivo sistema de sucursales donde desarrollaran talento propio. Ted Williams (3) y Stan Musial (3), destacan como los mejores jugadores cada año, aunque aparecen también Joe DiMaggio, Johnny Mize, Luke Appling y Snuffy Stirnweiss. En pitcheo destacaron, Bob Feller, Hal Newhouser, Warren Sphan, Johnny Sain y otros. Se rompió la barrera del color, los juegos nocturnos fueron comunes, se asentó el sistema de sucursales y los managersjugadores prácticamente desaparecieron. Como dato curioso le diré que así como Roger Hornsby vino en 1944 a la Liga Mexicana de Verano con “Azules” de Veracruz, se presentó a batear en dos ocasiones, conectó un doblete, produjo tres carreras, le otorgaron una base por bolas, por cierto intencional, también en esta época, muchas estrellas de Grandes Ligas jugaron en México. También en 1966 con muchos años a cuestas, Warren Sphan, uno de los mejores lanzadores en la historia del béisbol, lanzó en dos juegos para los “Tigres” del México, ganó uno y perdió otro. Otros como Bob Lemon, Whitey Ford y Don Larsen, participaron en la vieja Liga de la Costa con Hermosillo, Mazatlán y Cd. Obregón respectivamente.

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