Algo debe estar realmente mal con los Saraperos de Saltillo y su contador Jaime Garanzuay, encargado de brindar y autorizar los elementos —desde lo más básico— para que la organización funcione en todos los sentidos.
Parece una burla que uno de los batboys de la Nave Verde, Antonio Ávila, conocido como “El Chucky”, tenga que realizar una jornada maratónica de lavado de uniformes con una sola máquina, ¡estamos hablando de un club profesional!
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