Los Tomateros se han colocado a un par de victorias para sumar su estrella 11 en la historia de la Liga Mexicana del Pacífico. Les pegaron a domicilio a unos Mayos de Navojoa al que la gran mayoría etiquetó como favorito al título cuando arrancó la postemporada, echando por la borda todos los pronósticos adversos que les etiquetaron desde el momento mismo que les tocó medirse en semifinales al campeón Águilas de Mexicali.
A los emplumados los despacharon en cuatro partidos cuando los momios favorecían a Mexicali para avanzar a la final, si ustedes quieren, hasta caminando. Y con Navojoa están haciendo algo que nadie, o pocos, se llegaron a imaginar.
Realmente ha sido sorprendente lo que el equipo Guinda hizo en sus últimos seis juegos de playoff, y también lo que Navojoa ha dejado de hacer. Por un lado Culiacán ha tenido como mejor aliado a su pitcheo que se creció, aunado a que despertaron bats como los de Joey Menéses, Andy Wilkins e Issmael Salas. Por el otro, que el equipo con el mejor pitcheo abridor perdió la brújula, y que sus principales bateadores han sido silenciados de tal forma que la productividad ofensiva se fue a la basura por la incapacidad de fabricar al menos una carrera en esas 18 entradas que van de competencia.
Los Jesse Castillo, Jovan Rosa y Randy Arozarena que cargaron con todo el peso ofensivo de Navojoa durante los 68 juegos de campaña regular se han apagado al menos en estos dos primeros desafíos. Ninguno ha podido batear a la hora en que más se ha requerido de sus batazos.
El rey del jonrón (Arozarena) no ha sido ni la sombra de aquel jugador que estuvo en las marquesinas para ser votado como el Más Valioso; Rosa poco o nada ha aportado, y el equipo extraña los bombazos del Jesse, quien en las últimas dos campañas se había echado el equipo al hombro. Castillo tuvo en sus manos, en aquella novena entrada del segundo partido, la gran oportunidad de cambiar el destino del segundo 4-0 propinado por Culiacán, al fallar con un globo al central y las bases llenas para el último out del juego.
Pero que nadie se llame sorprendido por las dos blanqueadas que el cuerpo monticular Guinda le ha recetado a los Mayos en esta fase. En el calendario regular Navojoa sufrió solo tres derrotas en cuyos partidos no logró anotar, y las tres lechadas salieron de los brazos Guindas.
En octubre 27 y 28, cuando la temporada apenas consumía su cuarta serie, Culiacán le recetó par de blanqueadas consecutivas que los colocaba a la cabeza de manera colectiva como el mejor equipo en ese rubro. La primera fue obra combinada de Héctor Daniel Rodríguez y Chad Gaudin, y al día siguiente hicieron lo propio Aldo Montes, Goforth y de nuevo Gaudin.
Curiosamente fue una serie en la que los tres partidos se decidieron por blanqueada, pues Navojoa salvó el del honor colgándole las nueve argollas a la tropa comandada por Benjamín Gil. La tercera lechada Guinda hacia la tribu se produjo el 26 de noviembre con Amílcar Gaxiola, Castillo, Goforth, Mauricio Lara y Noriega.
Digamos que aquí el pitcheo opacó al mejor pitcheo.
Después de los Venados de Mazatlán, que de sus 37 triunfos 10 fueron por esa vía, el pitcheo de los Tomateros fue el mejor equipo en alcanzar triunfos sin permitir anotaciones del rival, con 8.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.