Mario Cruz y las grandes tragedias en el beisbol peninsular.
Por Carlos Castillo Barrio.
Nadie, absolutamente nadie de los que nos dimos cita en el Estadio Salvador Alvarado, en Mérida, la tarde dominical de un 27 de Abril de 1947, final ya del torneo convocado por la Liga Peninsular 1946-1947, esperábamos lo que íbamos a vivir y que nuestros ojos darían fe.
Se enfrentaban los visitantes “Aviación” de la ciudad de Campeche y el local “Estrellas Yucatecas.
A las tres de la tarde, el anunciador oficial Jorge “El Primo” Abraham Rodríguez dio a conocer la alineación oficial de bateo, el umpire principal Fernando López Abad y en las almohadillas Guilbardo Rodríguez.
Los lanzadores, por los visitantes Mario Cruz, el gran “Pancho Villa” y por los estelares, otro derecho Ángel “La Mala” Escamilla… y ¡vámo!! y se iniciaba lo increíble en nuestras vidas deportivas.
La “Mala” inicia con descontrol. José “Ich” Burgos, levanta palomón al prado derecho en donde Juan “Bibí” Crespo se encarga de atrapar, pero a continuación “Lencho” Comas y Lolis del Río, son transferidos. Sin embargo, “La Mala” se recupera y obliga al cubano Elio Flores a rolatear para forzar a Lolis en la intermedia.
Pero, verá, otro cubano estaba en turno de bateo: Erasmo Wermer ve pasar cuatro lanzamientos malos. Bases repletas, el zurdo cubano Socorro Molina levanta globo al prado derecho y la calma hizo presa en los aficionados.
La amenaza visitante continuaba. Inning dos. “Pancho Villa” recibe boleto. El receptor Luis Martín intenta el sacrificio y levanta una velita, que su contrapelo Francisco “Paco Loco” Delgado apaga.
Como recordamos al “Al Paco Loco”, como pelotero y como amigo. Seguidamente el parador corto “Pelele” Cáceres se enreda con una rola del yucateco Miguel “El Toro” Simón y entonces el piloto del “Estrellas”, llama al jardinero “Bibí” Crespo y el cubano cumple y José Burgos y Lorenzo Comas, elevan al guante de Adolfo Loría que fue enviado sustituir a “Bibí” Crespo, éste, hermano menor de un inmortal cubano y mexicano, Alejandro.
En aquellos tiempos los pítchers tenían que jugar en otra posición cuando no estaban en la lomita. Sin embargo, “Bibí” ya no aparece en el montículo y es el derecho cubano Nicolás Hernández apodado como “Pastora por un cronista cubano radicado en Mérida, el Lic. Eduardo J. Valdéz Suárez ¿Por qué el apodo? Nadie lo sabe, tal vez porque en aquellos días se bailaba aquel “chacha”, ¿recuerdan la letra? “tu reloj dame tu reloj Pastora, chachá”.
Pero los momentos de tensión por hacer carreras continuaron, era, en verdad, algo que no podemos olvidar.
Siguieron amenazando los dos conjuntos y los aficionados nos fuimos dando cuenta de que algo sucedía, gracias a los que, como en todos los juegos, van hilando los eventos y fueron anotando que algo acontecía con el “Estrellas” que todavía no se anotaba un imparable en su casillero y los ceros se enhilaban uno tras de otro por ambos equipos.
Por fin, nueve episodios terminaron y cuando Mario Cruz se dirigió a su doug out, todos puestos de pie le tributamos los aplausos que merecía. Que espectáculo nos brindaba.
El “Aviación” recibió su décima argolla y al bate, los muchachos de D. Gonzalo Boldo Pinzón. El primero en tomar turno de bateo, el “Paco Loco” Delgado se entregó en roletazo al antesalista Erasmo Wermer. “Bibí” Crespo hace lo propio en humillante machucón a “Pancho Villa.
Ya nos preparábamos a caminar, unos a pie como yo a sus casas y otros a abordar la guagua que los transportaría a la plaza principal, pero toma su turno, mi grande amigo, Pedro Comas, derecho para batear el lanzamiento…. y Pedrito conecta su especialidad, una línea corta al jardín de la derecha, donde “El Toro” Simón hace su mayor esfuerzo pero la pelota cae al terreno HIT, el encanto se había roto. Fue un batazo especialidad de Pedrito y que él había bautizado como batear un “sabanazo”.
“Pancho” Villa, pateó la tierra y dio varias vueltas al montículo pero como todo un beisbolista de antaño, regresó a la lomita. Su siguiente enemigo, Jorge “La Coneja” Comas. Bola mala, el primer envío y seguidamente Jorge mueve el bate, la pitcheada en viene y conecta enorme batazo, grande, entre el centro y la izquierda, nos volvemos locos al ver que los jardineros daban la espaldas al home intentando perseguir y devolver la esféride, imagínense la locura que nos invadió, cuando Pedro pisó la registradora.
Pero, Mario Cruz, estaba viendo lo que le había ocurrido. De espaldas a las tribunas intentaba ocultar las lágrimas que le rodaban por el rostro y por fin, caminó a su caseta. Y como dice la canción “Adiós Nicanor”, no podemos olvidar estos pasajes en el mundo beisbolero.
Años después, en uno de mis viajes a la Ciudad del Carmen en Campeche, platicaba con Lolis del Río mientras saboreábamos un café en el establecimiento de “Pecho Amarillo”, su nombre no lo recuerdo y Lolis me decía que en ese juego, cuando vio la pelota bateada por Jorge Comas pasar volando, que no hizo el menor intento de ir por ella, sabía que cuando llegase a ella, todos estarían en sus casas tomando “su chocolate”.
Agregamos que los aviadores tampoco tuvieron dinamita en sus bates, pues solo lograron batear 4 imparables sencillos, de Socorro Molina en el cuarto, de Lolis del Río en el quinto y el mismo serpentinero Mario Cruz, con par de ellos, también el inning cuatro y agregó uno más en el octavo.
De verdad que su trabajo fue de película, con el brazo y el bat. De los Comas, Pedro es el único en el beisbol local en jugar las NUEVE POSICIONES y de lo cual fui testigo como cronista de prensa escrita, radio, televisión, 41 años anunciador del beisbol profesional.
Jorge laboraba en la fábrica de galletas Donde, pero en tiempos remotos se iba a practicar cuando se podía en el transcurso de la semana, no eran campeonatos profesionales, era llamados “Campeonatos de Primera Fuerza”, pero al profesionalizarse, Jorge salía hasta las dos de la tarde y como las prácticas daban inicio a las tres y trasladarse en bicicleta, tenía su esfuerzo, lo hizo decir “adiós” y jamás volvió a vestir ni siquiera uniforme en ligas de segunda fuerza.
Agrego que los Comas son sobrinos de D. Joaquín García Ginerés, que fue el fundador de la ahora llamada “Colonia García Ginerés” antes conocida como “San Cosme” e inicialmente del “Dátil y del Limón. ” Pero este juego, hasta ahora, lo tenemos en nuestros en nuestros recuerdos. Aplausos grandes que no escatimamos, para Mario Cruz.
El año anterior, 1946, Joaquín Lara Caballero, autor del primer libro de historia del beisbol en Yucatán y cuyos textos eran reproducidos en el semanario “Deportes” bajo la dirección de un inmortal del deporte yucateco, D. Ramiro Casellas Dáiz, me recomendó para que escribiese las crónicas en dicha revista ya que carecían de quién lo hiciese, pero imagínense, a los 16 años que podía hacer, relatar como se registraban las carreras y la labor de los lanzadores y eso gracias a que otro futuro inmortal, mi profesor de quinto año de primaria, D. Miguel Cardeña Blanco me inyectó el beisbol y la anotación y todo lo que sé del beisbol.
Pero en relación al encuentro citado anteriormente, D. Ramiro citó en su revista “DOS COMAS PUSIERON PUNTO FINAL AL JUEGO DEL DOMINGO y agrego que no me tocó hacer la nota del juego.
Este Campeonato fue la segunda y última competencia peninsular en que participaron seis equipos, la primera en 1940 con “Plataformeros” del puerto de Progreso, “Unión de Ladrilleros” y “Volante”, de la ciudad de Mérida, “Estrellas” de la cercana villa de Umán, que sería el campeón y “Terraceros” y “Campeche”, de Campeche.
Aquí también se vivió la gran tragedia que enlutó el beisbol peninsular. En el que relatamos, compitieron, “Tiburones” del puerto de Progreso, “Cardenales” de la ciudad de Motul, “Estrellas Yucatecas”, “Pericos” de Mérida y “Aviación” y “Piratas” de Campeche. “Aviación” bajo el patrocinio del piloto aviador José del Río, hermano del gran pelotero Rosendo “Lolis”.
Saludos.
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