- Rafa Nadal en Wimbledon frente a John Millman (6-1, 6-3 y 6-2)
Una alocada Jane Fonda retaba a su recatado marido, Robert Redford, a descalzarse para pasear por el parque en la inolvidable “Descalzos por el parque”. Rafa Nadal aún no había nacido cuando se estrenó la cinta, en 1967, pero al mallorquín sólo le quedó quitarse el calzado en su debut en Wimbledon frente al australiano John Millman (6-1, 6-3 y 6-2) para redondear una tarde de lo más plácida en el All England Club, la primera en los dos últimos años.
La inactividad no pasó factura al segundo mejor jugador del mundo, convertido en el cuarto por la magia de Wimbledon, más propia de Voldemort que de Harry Potter. Siempre analítico, Nadal optó por descansar después de la paliza que supuso la gira sobre tierra, culminada con un triunfo en París para el recuerdo, y se dio de baja de Queen’s, parada recurrente en su calendario.
Nadal optó por descansar tras la gira sobre tierra y priorizó llegar fresco a Wimbledon
El de Manacor se plantó en el All England Club sin bagaje sobre hierba, más allá de alguna exhibición y de sus incontables horas de entreno. Algo desajustado, le fue bien a Nadal toparse con un rival de nula entidad como Millman, que con su pobre tenis convirtió el partido en un mero entrenamiento.
El australiano no dio mucho de sí, algo que ya intuyó el público británico desde el primer juego, también el primer break de Nadal sobre el servicio de su desconocido rival. El primer set fue un paseo para el mallorquín, que quiere seguir ampliando su leyenda en el All England Club, olvidadas de una vez su lesiones y recuperado su tenis más competitivo.
Millman fue un rival muy débil que permitió a Nadal sumar minutos de competición sobre hierba sin apenas desgaste
Millman optó por arriesgar poco y pasar las máximas bolas posibles, sumando puntos sólo cuando Nadal cometía algún fallo. Fueron pocos en la primera manga, saldada con un contundente 6-1 con un único momento delicado para el mallorquín, una pelota de rotura en el sexto juego que solventó con un ace. El paseo por el parque no admitía moscas.
Algún esfuerzo más requirió la segunda manga, aunque tampoco tuvo Nadal que tirar de todo su repertorio. Un poco de concentración y un par de buenos golpes fueron suficientes para superar a un impotente Millman, que nunca tiró la toalla y porfió hasta el final, cosa que el público agradeció. Pero poco pudo hacer ante el mallorquín, hueso duro de roer donde los haya, aunque no despliegue su mejor tenis.
No hubo más batalla, porque el tercer set fue la guinda al paseo de Nadal, volando las mariposas y sonando el canto de los pájaros en la pista 1. Su tío Toni jugaba con el móvil en la grada mientras su pupilo y sobrino seguía cumpliendo el plan establecido sin apenas fruncir el ceño. Sólo lo hizo dos veces, ambas con su servicio, dos alegrías para Millman que evitó así el sonrojo absoluto.
Menos de dos horas de partido para culminar el triunfo y centrarse ya en Donald Young, verdugo de Istomin y próximo rival de Nadal en Wimbledon.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.