2 dic 2018

BETO AVILA TRIUNFO EN GRANDES LIGAS

UN JAROCHO TRIUNFA EN LAS GRANDES LIGAS. 

Por CESÁREO SUÁREZ NARANJO.

PRÓLOGO

Todas las historias tienen su debida dimensión, por lo que esta no podría ser la excepción. Es más, si hay algo excepcional en ella sería por el giro que dieron las cosas para que sucedieran de esa manera. Porque si nos ponemos a pensar que si ese chamaco le hubiera hecho caso a su papá, no nos estaríamos tomando la molestia de escribir algo acerca de él.
¡Y ni negar que también tenía habilidad para darle a la "de gajos", como se le llamaba al balón de "fúr-bol" en aquéllos tiempos! Y su padre, apreciando sus cualidades, le animaba para que tomara ese camino (ya andaba por ahí un tal "Isidoro Lángara", quien, por su enorme calidad, dio origen a un calificativo de "excelencia" hacia alguna persona que destacara en cualquier actividad).
Corrían los años treinta, y pronto comenzaría la quinta década del siglo pasado. Para entonces, también, sonaban las notas de esa hermosa composición del "FLACO de ORO", y se oiría la voz cálida y sensual de TOÑA la NEGRA interpretando la letra: "yo nací, con la luna de plata; y nací, con alma de pirata..." (que es, para nosotros los jarochos, como un himno).

¡Bueno!, la verdad es que El PIRATA" no lo era él, sino un amigo, entrañable, diez años mayor que el, y que ya se estaba haciendo famoso en el deporte "de las patadas". Porque "ÉL", nuestro personaje, aparte de que sabía manejar bien el balón traía, además, el "gusanito" del beisbol. Y es muy probable que haya sido su hermano PERICO quien tuviese peso en su decisión final.
Mientras, aquel "PIRATA", LUÍS de la FUENTE por nombre, se convirtió en un estrella de los Tiburones Rojos del Veracruz. Incluso, otro de los amigos - JOSÉ LUÍS GARCÍA (quien no era otro que el jacarandoso "CHITO") - "coqueteó" con ambos deportes, y como compañero de "el PIRATA" tuvo la gloria de ser campeón, en aquel 1949/1950.
Pero, aquel otro muchacho, de quien empezamos hablando - y lo seguiremos haciendo "a lo largo y ancho" - ya tenía muy firmes sus convicciones. Y nunca se iba a arrepentir. 
Ahora bien; cuando en 1998 me decidí, finalmente, a escribir estas historias de grandes momentos y de destacados jugadores en el ámbito beisbolero, me formé el propósito - invariable - de no alterar los hechos, ni exagerar las cosas para hacerlas mas sensacionales (como, desafortunadamente, lo han hecho algunos "seudo-comentaristas).
Pero hagamos a un lado esos "pequeños" inconvenientes, que no nos llevan a nada, y enfoquemos - más bien - la vida, deportiva, de ese jugador que puso muy en alto además su nombre, el de su ciudad, y el de su estado. Porque tanto en su país, como en el extranjero, paseó su nombre con orgullo, y hubo no pocos momentos en que alcanzó la cima de la gloria.
El título que le he puesto a esta historia es, aparte de merecido, muy significativo, pues lleva implícito los logros de un pelotero que con su forma de jugar sirvió de motivación de muchos otros; y que tuvo "aquello" que nosotros, muy a la mexicana, calificamos como tener los "esos" bien puestos.
Ahora bien; se podrá discutir, entonces, si este personaje ha sido "el mejor jugador mexicano de todos los tiempos". Pero, lo que si, es que nadie se sentirá con derecho para restarle mérito alguno.
Y, ¡lo que son las cosas!, solo ese giro afortunado del que hablamos arriba pudo hacer que el beisbol ganara un pelotero en todos sentidos icónico, ya que estuvo en un "tris" de ser un jugador "de la patada", que - metafórica y humorísticamente hablando - nos da a entender que pudo haberse dedicado al "dichoso fúr-bol" (sin que digamos, esto último, de manera peyorativa).
El caso es que, yendo "al grano", en algunas partes de esta historia he tratado de darle un tinte de dramatismo, porque su camino hacia la ""cima" en el deporte de las "bases, y las pelotas (baseball) y los bates" no siempre fue fácil. Era indispensable, entonces - y como di a entender antes - tener "guts", como le llaman los gringos a "eso" (los "redaños", las "agallas", para decirlo coloquialmente) que hace que un pelotero muestre, entre otros atributos: ambición, viveza, coraje, decisión.
Dos cosas más deseo agregar: líneas arriba hice mención de uno de los hermanos de nuestro personaje, "PERICO", como cariñosamente llaman a alguien llamado PEDRO. A este lo conocí durante el desarrollo de la temporada 1948/49 de la Liga Invernal Veracruzana, formando parte del equipo representativo del puerto jarocho, cuando llegaron para enfrentarse al equipo de mi tierra, Cosamaloapan. Lo recuerdo como un tipo jacarandoso, algo rechoncho, que tenía un "andar acubanado" (¡faltaba más!).
Y, a nuestro personaje principal, a pesar de haberlo visto en varias ocasiones, una de ellas en aquella temporada de 1951/52, y muchos años después (puedo precisar la fecha) el 20 de marzo de 1979, cuando fue uno de los invitados especiales a la inauguración de la temporada de la Liga Mexicana en Coatzacoalcos. Pero no fue sino hasta 1998, cuando platiqué con él en uno de sus sitios preferidos: el café La Merced - frente al parque Zamora - y le entregué una copia del borrador de esto, que había yo escrito acerca de su vida. La última vez que lo vi se dio en el mismo lugar, en mayo de 2004, sin imaginar que pocos meses después ocurriría su deceso.
Dicho todo lo anterior, prepárese para leer, a partir de la siguiente entrega (tal como yo la recuerdo): LA INOLVIDABLE VIDA DE BETO ÁVILA.

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