ESTRELLAS DEL BÉISBOL
BÉISBOL, SOCIEDAD, DEPORTE Y ESCÁNDALO III
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Por Héctor Barrios Fernández
Continuación…
Cuando los dueños de los campeones de la Liga Americana, los Pilgrims de
Boston que después se convertirían en Medias Rojas y los monarcas de la
Liga Nacional, los Piratas de Pittsburgh, acordaron en 1903 competir en
una “Serie Mundial,” lo hicieron en parte para satisfacer la demanda de
los aficionados quienes exigían una serie inter ligas, pero también para
tener ganancias económicas y más importante aún, generar mayor interés
en el deporte.
Aunque el dueño de los Gigantes de New York John Brush y el manejador
del equipo John McGraw rechazaron jugar la Serie Mundial del siguiente
año, contra un equipo que consideraron de muy bajo nivel, argumentando
que solamente la Liga Nacional merecía la categoría de Liga Mayor, la
serie regresó en 1905.
El plan trabajó de maravilla. Los periódicos presentaron la Serie
Mundial como la máxima competencia atlética, los aficionados mostraron
interés y organizaron desfiles.
La Serie Mundial contribuyó a que el béisbol se integrara a la cultura
del pueblo norteamericano, además que dejara cuantiosas ganancias
económicas.
La primera guerra mundial solamente afectó al béisbol ligeramente.
El reclutamiento al ejército, enlistó a algunos jugadores y las Grandes
Ligas acortaron la temporada, pero dos años después todo volvió a la
normalidad.
De cualquier forma la guerra ayudó al béisbol, acelerando el crecimiento
de la industria y el crecimiento de las ciudades.
Por un lado las nubes de guerra se disiparon y por otro un gran
escándalo conmocionó profundamente al béisbol.
Las evidencias claramente indicaban que en 1919 algunos jugadores de los
Medias Blancas de Chicago aceptaron dinero de los apostadores para
dejarse ganar la Serie Mundial contra los Rojos de Cincinnati.
Los rumores habían circulado mucho antes de que los juegos fueran
arreglados, ya que los apostadores merodeaban el juego cuando los
aficionados realizaban apuestas y algunos atletas tenían actitudes
sospechosas.
Algunos jugadores de los Rojos de Cincinnati declararon que su compañero
Hal Chase les había ofrecido dinero para dejarse ganar algunos juegos.
Las evidencias indicaron que efectivamente Hal Chase comprometió por
dinero algunos juegos de la temporada.
En un intento por proteger la imagen del béisbol, los dueños de los
equipos contrataron agentes encubiertos para demostrar tal fechoría.
El dueño de los Medias Blancas de Chicago, Charles Comiskey hizo lo
mismo después de enterarse de lo sucedido en 1919.
Al siguiente año, siete de los ocho jugadores involucrados en este
asunto, regresaron al equipo con alrededor del doble del salario
anterior como estrategia para mantenerlos tranquilos.
Pero en 1920 un periódico dio a conocer la historia del arreglo para
perder la serie y se inició una investigación al respecto.
En 1921, los ocho jugadores y algunos apostadores fueron acusados en lo
que fue conocido como “el escándalo de los Black Sox o Medias Negras.”
Cinco de los jugadores habían confesado, incluido Joe “el Descalzo”
Jackson quien dijo que deliberadamente no había atrapado algunos
elevados.
El 2 de agosto de 1921, un jurado exoneró a los jugadores.
De cualquier forma éstos nunca regresaron al béisbol de Grandes Ligas.
Poco tiempo antes del veredicto, los dueños de los equipos habían
nombrado alto Comisionado del béisbol al ex Juez Federal Kenesaw
Mountain Landis.
Testarudo y obstinado, Kenesaw Landis tomó una controversial decisión
que hasta nuestros días desafía la lógica legal.
Su primera acción como Comisionado fue expulsar del béisbol organizado a
los ocho jugadores.
Los críticos de la acción de Landis en el escándalo de los Medias Negras
dicen que aparentemente cuidó más de limpiar al béisbol de los que se
hace en la actualidad, tratando de culpar por completo a los jugadores,
dejando a los dueños y apostadores sin culpa alguna.
Los defensores de Landis dicen que su firme acción proyectó al béisbol
como un deporte limpio e intolerante a cualquiera que intentara
mancharlo.
La expulsión de los Medias Negras, resultó menos importante para salvar
al béisbol que lo hecho por babe Ruth y la Era del cuadrangular.
Cuando los disparos de Ruth comenzaron a clarear las bardas, emocionaron
a los aficionados por todos los rincones.
En cualquier momento un juego podía cambiar a consecuencia de un
cuadrangular conectado.
Ruth trajo nuevos y leales aficionados al béisbol, cambió el estilo de
jugar al tiempo que la población rural se mudaba a las ciudades.
Aunque como alguien dijera: “también tengo otros datos.”
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