Al Bat
Historia… y romance de antaño:
Queliteros vs Ostioneros, ¡qué
enfrentamientos!
• “Churrias” Galaz, gran prospecto de
Cleveland
Por Jesús Alberto Rubio.
Continuemos con la historia de ayer:
Los Queliteros de Hermosillo y los Ostioneros de
Guaymas siempre eran eternos rivales en el
terreno deportivo y desde que el beisbol se inició
en nuestro estado, las dos ciudades peleaban esa
supremacía.
Antaño se organizaban grandes excursiones, pero
había sus dificultades; ello, por la sencilla razón
de que los vagones del tren jamás regresaban con
los vidrios de las ventanillas completas.
La compañía del Ferrocarril Sud Pacífico de
México ponía sus trabas siempre que se le
solicitaba algún tren de excursión, pero entraban
en juego las influencias de dos entusiastas del
béisbol, don José María Escalante y Ramón
Micotte y el asunto se arreglaba.
Y es que los recibimientos no eran muy cordiales
que digamos: allá los recibían a punta de
naranjazos, y aquí se les correspondía con
ostionazos.
Las locomotoras que jalaban esos trenes se
engalanaban con ramas y racimos de naranjas y
los que salían de aquí con carapachos de
caguamas y uno que otro tiburón sardinero y
mantas con leyendas alusivas.
Esos juegos resultaban sumamente reñidos en los
años 11 y 13 debido a lo nivelado de las dos
novenas.
Como receptores lucia en grande dos verdaderas
murallas humanas: por Hermosillo, Arsenio
Iruretagoyena, quien defendía a morir el juego
desde el primer inning hasta que caía el último
out.
Por Guaymas, Curro Preciado, magnifico tolete.
Luego, dos titanes de las paradas cortas, Jesús
Shuchito Rodríguez y el gran Pedro Ramírez
Buitimea.
El público no sabía a quién sonarle más fuerte las
palmas ya que ambos cubrían cantidad de terreno,
electrizaban a los asistentes con sus atrapadas y
los saltos felinos.
También, una tercia de ases, los pitchers Rogelio
Peralta, Jesús Terán, el de la bola encebada, y
José Ignacio Valenzuela, un indiote como de 150
kilos de peso, a quienes se le vieron pegar
tablazos de cuatro esquinas allá por la huerta de
Vega mandando la bola hasta un plantío de
camote, lejísimos.
Aquel juego fue con Empalme y por los de aquí,
Nito Ramírez, Federico Nico Mexía y Gustavo
Lourdes, dos primeras bases formidables
Francisco Chico Rivera y el porteño Isaac Flores.
Los dos tenían mucho pegamento en su manopla
y así por ese orden el resto de los jugadores eran
equipos balanceados.
En una de la excursiones a la capital acompañó al
equipo la orquesta Bobadilla, quien llevó como
novedad un xilófono propiedad de don Luis
Romero quien enfadado de soplar su flauta
mágica compró ese aparato que no era otra cosa
que una marimba en miniatura, sólo que éste era
de metal.
Al bajar del tren el aparatito musical, unos
chavalos del barrio de La Matanza soltaron el
borrego de que la orquesta de Guaymas llevaba
un instrumento musical que sonaba muy bonito,
desde temprano comenzaron a llegar al campo de
juego al parque Madero infinidad de aficionados
procedentes del rumbo.
Por todo lo largo de la entrada había una fila de
palmeras al fondo de dicho parque una trinchera
de ladrillos para construir la escuela de Artes y
Oficios Cruz Gálvez.
Por el terreno del primer filder una noria con su
malacate donde se surtían agua para la
manufactura de ladrillos y para la comodidad del
público que parecían de circo por lo angosto, esas
gradas las construyo el compadrito Morera.
De este puerto llevaron como encargado de la
porra contratados por el Goyo Iberri a los
mueleros Enrique Anaya y el “Guacho
Quinientos”, habiéndosele unido en Empalme
otro gritón a quien apodaban “Cacarizo”, al grito
de los Queliteros “panzas verdes” y Ostioneros,
“patas saladas” dio principio el juego.
Se oyó un grito “¡Que toque la orquesta de
Guaymas!” pues los de La Matanza querían ver
en acción a la famosa novedad y pedían a gritos
que tocara Bobadilla, pero don Refugio tenía
orden de no empezar hasta que llegaran unos
fulanos quienes los habían contratado para ese
encuentro.
Total que se impacientaron los de la gradería y
uno de ellos grito “¡Ya sobra de emoción; suenen
ese “´Espinazo de pescado!”, por lo que los
Bobadilla festejaron la puntada del gritón y con la
misma se arrancaron con una alegre Polka.
La porra hermosillense le había encontrado forma
de esqueleto de pescado al xilófono de don Luis
Romero.
En 1918 Hermosillo tenía un primera base, el Ing.
Luis L. León quien con el tiempo llegó a ocupar
un alto puesto en el gobierno como Ministro de
Agricultura y Fomento, y lo que él hacía no se ha
vuelto a ver, pues cuando le daban la base
recorría los 90 pies de home a primera dando
vueltas en el aire sin tocar el suelo con las manos,
tan solo se impulsaba con sus piernas, por estas
fechas ¿Quién de los estrellitas lo podrá hacer?...
DR. LUIS ALONSO GALAZ:
Alberto, mira qué clase de foto de mi señor padre,
“Churrias” Galaz, quien como prospecto llegó en
1945 al trainning camp (en Tucson) de los Indios
de Cleveland. Después entre 1953 y 54 llevó a
David García y a su primo Federico Bojórquez.
En la foto se ve en el dogout a Laureano “Kiriki”
Camacho, maestro de Miguel Pilo Gaspar y
Guillermo “Bachichas” Frayre. Los chamacos
quienes se asoman son el güerito David García y
el morenito es Federico Bojórquez, tiempo
después mancuerna (short-segunda) de los
Rieleros. En la imagen también se aprecia el viejo
estadio de madera empalmense.
Ah, José María...”El Guía” Galaz era hermano de
mi tata “Galiachi” quien, como ¡tooooodos!
también jugó buen beis regional.
HECTOR SALDIERNA MARTÍNEZ:
Estimado Jesús Alberto: te felicito por tus
interesantes escritos. Te diré que a pesar de no ser
aficionado a este deporte, leo y disfruto con
mucho gusto esas historias en torno al béisbol.
DR. THOMAS LÓPEZ:
A unos días para que concluya el rol regular de
LMP, uno de los detalles que saltan a la vista es
la ausencia de un nutrido grupo de jugadores, ya
sea por petición de sus clubes de verano, por
lesión, situaciones especiales o porque no fueron
requeridos..
Columna completa en:
https://beisbolredes.blogspot.mx/
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