ESTRELLAS DEL BÉISBOL
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Verdi y Lindsey.
“Hay tres cosas importantes en mi vida; Dios, mi familia y el
béisbol. Pero cuando la temporada comienza, el orden
cambia un poco”.
Desde hace años cuando he cruzado la frontera hacia los
Estados Unidos, uno de mis principales objetivos era
“Borders,” pero desaparecieron estas librerías.
Dicen que: no hay mal que por bien no venga y me topé con
Barnes and Noble, que aunque caros, tiene un amplio surtido
de libros de todo tipo. Por supuesto me voy directo a la
sección de libros de
béisbol.
Con el tiempo me encontré con “Bookoff,” tienda de libros
usados, en muy buen estado y a excelente precio.
Hoy que andamos (diciembre del 2017) por los dominios de
los Gigantes y los Atléticos en el norte de California, con la
finalidad de pasar las fiestas decembrinas en compañía de
nuestras adoradas nietas, en el ir y venir por las calles de la
ciudad, escuché voces que me decían, ven…ven…y era
“Half Price Books,” comercio de libros usados que parecen
nuevos y a precios increíbles, el legendario libro que cambió
la ruta del béisbol y de los jugadores “Bola Cuatro” de Jim
Bouton marcado originalmente a 23.95 dlls a solamente 4.00
dlls y así sucesivamente. Claro que “aproveché la recta y le
tiré, con bastante éxito.” Me he surtido de cualquier cantidad
de libros. Navidad adelantada.
Pero basta de comerciales, en uno de los ejemplares que
quiso venirse conmigo está uno de la serie que se publicó
entre 1985 y 1992, “Baseball Hall of Shame” “El Salón de la
Vergüenza,” en él nos relata los casos de Frank Verdi y de
John Lindsey que como beisbolistas no me decían nada sus
nombres, pero mire lo que le sucedió a Frank Verdi en su
debut en Grandes Ligas el 10 de mayo de 1953 “jugando”
para los Yankees de New York a donde llegó como
shortstop.
Verdi dijo que su primera vez al bat en las Ligas Mayores
fue “como tu primera cita con una muchacha, es algo que
nunca puedes olvidar.” Solamente en su caso y el de John
Lindsey.
Después de pasar siete años en las granjas de los Yankees,
Verdi finalmente llegó al equipo grande. Estuvo sentado en
la banca hasta ese memorable domingo de 1953 en el
Fenway Park de Boston cuando entró al campo por Phil
Rizzuto, quien había salido en el sexto inning por un
bateador emergente.
En el turno de los Yankees del séptimo inning, Verdi por fin
emprendió camino rumbo al plato para hacer su debut como
bateador en las Grandes Ligas. La espera había terminado.
Los Yankees hicieron un rallie para ponerse arriba en el
marcador 5-3 y tenían las bases llenas con dos outs.
Gran momento para Verdi. Todos esos años de trabajo en las
menores, los sudorosos viajes en autobús, los pueblos
pequeños, los pulguientos hoteles.
Habían llegado a su fin.
Aquí estaba su oportunidad de oro para traer dos carreras en
su primera vez al bat en Grandes Ligas.
Ansioso, Verdi entró en la caja de bateo. Pero de pronto
escuchó que el coach de lanzadores de los Medias Rojas Bill
McKechnie gritaba, “¡tiempo!”
McKechnie envió al lanzador Ellis Kinder a las regaderas y
trajo al relevista Ken Holcombe. Después de que el nuevo
lanzador completó sus tiros de calentamiento, Verdi regresó
a la caja de bateo.
Una vez más, Verdi escuchó, ¡tiempo!
Esta vez fue el manejador de los Yankees Casey Stengel,
quien estaba enviando a Bill Renna a batear por Verdi, a
pesar de también ser bateador derecho.
Renna roleteó al tercera base para el tercer out.
Para Frank Verdi este fue su “debut” en Grandes Ligas.
También fue su despedida. Verdi fue enviado a las menores
y nunca regresó.
John Lindsey se puede identificar con Frank Verdi. Por lo
menos Verdi, en su primer juego logró jugar un inning al
campo. En el “debut” de Lindsey, él oficialmente jugó en un
juego que nunca jugó.
Después de pasar agotadores 16 años en las menores,
Lindsey fue llamado por los Dodgers de Los Angeles para el
último mes de la temporada del 2010.
El 8 de septiembre, los Dodgers estaban siendo derrotados
por los Padres de San Diego 4-0 en el octavo inning, pero
tenían corredores en primera y en segunda con un out. Fue
cuando el novato de 33 años y el más viejo del equipo, fue
llamado por el manejador Joe Torre para batear de
emergente por Scott Podsednik. Los años de espera habían
terminado para Lindsey. El momento había llegado. Justo en
el que había soñado desde que fue seleccionado en la
treceava ronda por los Rockies de Colorado en 1995.
Que emocionante fue escuchar su nombre en el sonido local
cuando caminaba hacia la caja de bateadores para enfrentar a
Joe Thatcher. Que decepción fue cuando los Padres trajeron
al relevista Luke Gregerson y Torre contestó enviando al
zurdo Andre Eithier para batear por Lindsey.
De regreso en el dugout, Lindsey miró cómo Eithier
finalizaba el inning bateando para doble play. Los Dodgers
perdieron 4-0.
Después del juego, Torre borró a Lindsey de la tarjeta de la
alineación y le dijo, “ahora estás en los libros de records.”
“¿Qué?” Contestó Lindsey. “¿Por no jugar en el juego?”
Los compañeros lo tomaron por el lado positivo. Recuerda
Lindsey, “alguien dijo, ‘eres muy bueno, puedes estar en un
juego sin tener que batear.’ Alguien más dijo, ‘debes de ser
muy bueno, los Padres prefirieron enfrentar a Eithier que a
ti.’” Compañeros bastante “graciositos.”
Lindsey tuvo que esperar un día más antes de tener la
oportunidad de conectarle a la pelota. En el turno de los
Dodgers en el séptimo inning perdiendo 3-2 ante los Astros
de Houston, bateó de emergente ante el curvero Ted Lilly y
elevó profundo al jardín central. Tres días más tarde,
consiguió su primer hit en Grandes Ligas conectando un
sencillo en una derrota de 7-4 ante los mismos Astros.
Cuando le preguntaron a Lindsey, cuál juego consideraba
como su debut, John contestó: “Creo que el oficial. Para mí
es aún un momento muy especial. Siempre digo que estaba
tan intimidante que los Padres trajeron a un bateador derecho
porque no querían enfrentarme.”
barriosbecerra@prodigy.net.mx
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