UNA UTOPIA LLEGAR A LAS 300 VICTORIAS EN MLB
¿Recuerdan a Randy Johnson y Tom Glavine, aquellos zurdos de finales del siglo XX y principios del XXI que hoy están inmortalizados en el Salón de la Fama de Cooperstown?
Bueno, no los olviden, porque han sido los últimos pitchers con 300 victorias en Grandes Ligas, una cifra a la que posiblemente no llegue ninguno, absolutamente ninguno, de los lanzadores que se encuentran activos en la actualidad.
Tres centenares de triunfos en las Mayores son hoy una utopía, un sueño inalcanzable, una cifra que solamente han conseguido 24 serpentineros en la historia, de los cuales 23 tienen sus placas en Cooperstown.
El único que no ha sido exaltado al Templo de los Inmortales es Roger Clemens, a pesar de sus 354 triunfos y siete premios Cy Young, debido a sus vínculos con los esteroides.
Los demás, desde Cy Young (511) y Walter Johnson (417), primeros en la lista, hasta Lefty Grove y Early Winn, ambos con 300 exactas, pasaron a la inmortalidad.
Clayton Kershaw, el astro de Dodgers de Los Angeles, ya reconoció en una entrevista esta semana estar consciente de que le será imposible llegar a los 300 éxitos.
Kershaw, quien tiene 30 años y está en su undécima temporada, suma 145 triunfos, por lo que necesitaría conseguir 155.
Eso significa que tendría que ser mejor aún de lo que ha sido hasta ahora, lo cual no es imposible para un hombre de su calibre, pero improbable, porque en la medida en que avance su edad, se aleje de los 30 y se acerque a los 40, lo lógico es que sus capacidades disminuyan con el paso del tiempo.
El zurdo de los Dodgers ha promediado 14.4 triunfos por campaña en sus primeros diez años de su carrera y tendría que elevar esa media a 15.5 en la próxima década, sin contar con la posibilidad de lesiones que le recorten su tiempo de juego.
Además, la manera en que se juega el béisbol en estos tiempos le va a robar algún que otro triunfo, pues requiere además de que los relevistas no desperdicien los juegos.
En otras épocas, los lanzadores completaban las obras que empezaban y eran responsables en la mayoría de las oportunidades, de los triunfos o las derrotas.
¿Cuántas buenas actuaciones de los abridores, cuántas potenciales victorias, no se han trocado en derrota por la labor de quienes los sustituyen en los episodios finales?
E incluso, no tienen que terminar en fracasos esos partidos. Basta con que el equipo rival consiga empatar ante un apagafuegos y aunque al final el equipo se recupere y gane, el triunfo ya no irá a la cuenta personal de quien inició el encuentro.
Entre los lanzadores activos, sólo Bartolo Colón (240) y CC Sabathia (238) tienen más de 200 éxitos, mientras que Justin Verlander necesita ocho más para llegar a esa cantidad.
Pero Colón tiene 45 años y aunque a veces creemos que será eterno en la lomita, es obvio que cada vez está más cerca del adiós.
Y Sabathia, con 37, dependerá mucho de lo que haga este año para saber qué continuidad tendrá su carrera.
Porque, otra cosa, no es lo mismo lanzar para un equipo ganador, que va a apoyar a su pitcher, como los Yankees de Nueva York, que hacerlo con un equipo débil, de esos que una y otra vez malogran las buenas faenas de sus serpentineros por falta de soporte ofensivo.
Así, ni el mismísimo Cy Young reencarnado podría aspirar a grandes cosas con ciertos equipos como los Rojos de Cincinnati o los Marlins de Miami.
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