JOSE CARLOS CAMPOS |
RINCÓN BEISBOLERO
Por: José Carlos Campos
UNA LIGA NO TAN
IMAGINARIA
REDUCCION– En este espacio hemos
reiterado que si algo es lo que se advierte como necesario en Liga Mexicana de
Beisbol, a la vista, es que se apruebe reducir de 16 a 12 los equipos participantes.
Sostienen por ahora una papeleta que lejos de ayudarles, les perjudica.
Hace
tiempo, mucho si usted quiere, la LMB tenía doce equipos, sí, doce. Tantos como
plazas existían que podían mantener clubes y tantos como para que no hubiera
tentaciones de multipropiedad o intervención de gobiernos locales.
Doce
clubes sostenidos por igual número de empresarios que aún y a veces tener que
lidiar con números rojos, se lograban reponer, ofreciendo buen espectáculo, ser
una buena alternativa de entretenimiento y logrando “jalar” a patrocinadores
que le apostaban al beisbol.
Mientras
la LMB se desarrollaba, en plazas entonces “chicas” se jugaba pelota de
circuitos como la Liga del Bajío o la Liga Central, con seis equipos en
competencia cada una y que podían absorber sin problema alguno a peloteros en
aquel entonces que eran firmados al profesionalismo pero que no podían jugar en
los equipos “grandes”. Los puestos eran muy competidos.
Pensar
en ese “ayer” vestido de “hoy” no suena absurdo. La tesis de “gigantismo” que
ha seguido la LMB a unos años a la fecha, mucho azuzado por la huelga de 1980 y
otro tanto por una terca política de crecimiento, ha propiciado que lo que era
un buen producto sea hoy algo despreciado en varias regiones del país.
Asomarse
a las asistencias que se registran día con día comprueba un poco lo anterior.
ESQUEMA- A la liga poco le
sirve que haya dineros públicos si es que dichos equipos no están ayudando a
posicionar el producto beisbol. Poco ayudan en lo general (y a veces en lo
particular) los gobiernos locales que sostienen franquicias, al estilo de lo
que sucede en Campeche o de clubes condicionados como los poderosos Tigres de
Quintana Roo.
Creemos
que la LMB debería preocuparse y ocuparse de que este esquema sea eliminado
luego de que entre otras cosas, se ha prestado para la subcultura de la presión
(“me das lana o se va el equipo”) y del condicionamiento (“el equipo va mal
porque el gobierno no tiene dinero”).
En
lugar de buscar más plazas para sustituir a las que andan mal, ¿por qué no
revivir ligas adonde pueden ir esas plazas que no aportan, esos dineros
públicos que no trascienden?
Si
el gobierno de Veracruz apoya pero el promedio de asistencia es de poco arriba
de 2 mil personas por juego pues que se vaya a una liga “B”, que podría ser la
Central o del Bajío. Poco ayuda a la LMB un club que no “jala” afición.
Preferible
eso a un “gigantismo” neciamente sostenido en aras de llamarse de alcance
nacional. Los ratings se miden no por número de saludos.
INVIERNO- EN la Liga Mexicana
del Pacífico hay quienes creen que una expansión es urgente y desde ya se andan
moviendo para que ello ocurra. Ahí está el caso de Guaymas, como buen ejemplo,
que anuncian construcción de estadio y todo cuanto pueda llevarlos a ser plaza
de invierno.
Hay
otras ciudades como La Paz, en Baja California Sur, que aspiran a lo mismo
además de “bluffs” al estilo de los multidueños de LMB que quieren operar en
Mazatlán a otro equipo o la necedad de ver a Tijuana como plaza que juegue en
dos ligas.
Aquí
aplicaría lo mismo: si bien es afianza el producto, no vemos que la LMP crezca
en al menos 5 años, mucho menos si sigue siendo dirigida por los mismos
directivos de hoy en día. Hacen bien.
Muchas
bondades se ofrecen al estar con ocho clubes, históricamente comprobado, como
para andar experimentando a estas alturas con expansiones que años atrás
mostraron ser un fracaso. Además, se exige que dichos crecimientos sean “bien
habido” y con ello se dice mucho, por no decir que todo.
Así
que mejor se queden donde andan, no vaya a ser la de malas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.