En el ring, lleva pintados los labios y un sujetador rosa como señas de identidad: la tailandesa Nong Rose, con patadas devastadoras, será la primera boxeadora transexual que peleará en Francia el próximo 6 de enero. Antes de enfrentarse al campeón de Francia Akram Hamidi, esta adepta del boxeo tailandés se ha preparado para su primer combate en el extranjero en un pequeño pueblo del centro de su país.
Frente a ella, en el entrenamiento, su hermano gemelo encaja los potentes rodillazos de una púgil que pelea en la categoría de menos de 52 kilos.
El boxeo tailandés forma parte del ADN de la familia de Nong Rose: fue su tío, profesional del Muay Thai (el nombre original de esta disciplina) el que dio a conocer a los dos hermanos sus primeras nociones de este deporte cunado ambos tenían ocho años.
“Desde pequeños, hemos tenido la costumbre de pelear… pero ella siempre ha sido más fuerte que yo”, declara divertido Somrak Polchareon, hermano gemelo de Nong Rose.
Para el registro civil, Nong Rose es Somros Polchareon y sigue siendo un hombre, pero ella se siente mujer desde su niñez, aunque esperó a los 14 años para comenzar a vestir ropas femeninas.
“Cuando comencé a vestirme en mujer, tenía miedo de que la gente no lo aceptara”, explica la joven de larga cabellera negra y que pelea contra hombres.
En el ring, como en la vida, no ha sido fácil para Nong Rose. Tailandia está considerado a menudo como un paraíso para los homosexuales y los transexuales, pero si bien son tolerados, muchos consideran que son tratados como ciudadanos de segunda clase.
“En mi pueblo, todo el mundo me conocía y por lo tanto era fácil”, explica. “Pero fuera de la ciudad, algunos boxeadores me miraban más y aseguraban que un transexual no podían ganarles”.
Unos insultos de los que al principio era complicado superarlos, pero después empezó a saber encajarlos. Ahora, está orgullosa de su carrera “y feliz de ser la primera transexual en pelear en Francia”.
“Esto permitirá dar luz a los transexuales, demostrar que valemos tanto como los otros. No somos débiles”, argumenta.
Detrás de las apariencias, Tailandia sigue siendo una sociedad conservadora. Hasta 2012, la transexualidad estaba considerada como una enfermedad mental por parte del ejército.
Y el cambio de género sigue sin ser reconocido legalmente; el sexo de origen sigue siendo el que figura en el pasaporte, lo que complica todas las tareas administrativas o el seguimiento en un servicio de ginecología clásico.
Nong Rose no es la primera boxeadora transgénero del país asiático: Nong Toom, de la que la película ‘Beautiful Boxer’ (2004) cuenta su historia, abrió la vía.
Nong Toom, que abrió una escuela de Muay Thai, sigue de cerca la carrera de Nong Rose: “Es un modelo para mí y viene a menudo a apoyarme en mis combates”.
Profesional desde hace dos años, tras acabar el instituto, Nong Rose sube el ring una vez al mes a cambio de una media de unos 100.000 bahts (unos 2.500 euros). Suma más de 150 victorias en 300 combates, de las que 30 lo fueron por nocáut.
“En combate, siempre avanza hacia ti y te martiriza a rodillazos”, explica Chalongchai Meemindee, de 25 años y conocido con el nombre de ‘Phetsuphan’, contra el que Nong Rose se enfrentó en noviembre pasado.
“Está muy bien tenerla en el ring porque ella aporta color y atrae al público, sobre todo a extranjeros”, añade.
Para esta nueva etapa en su carrera, Nong Rose se muestra impaciente de ver qué acogida le prepara el público francés el 6 de enero.
La asiática espera que esta experiencia le sirva para pelear más en el extranjero… por ella y para lograr avances en la visualización de los deportistas transexuales.
“Actualmente ya no tomo más hormonas porque influye en mi condición (física) y mi boxeo. Cuando estás bajo las hormonas tienen mucha menos energía”, confía Nong Rose, cuyo novio también es boxeador profesional.
“Pero cuando deje el boxeo me haré todas las operaciones para finalizar mi transformación”, concluye.
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