MICKEY MANTLE Y WILLIE
MAYS
Por Héctor Barrios
Fernández
Habrán de disculpar que
hoy desperté algo académico, quizá recordando mis hermosos años en el
magisterio y sobre todo los que pasé con las Orquestas Infantiles de las
Escuelas Independencia y Mtra. Concepción Legaspy.
(
http://www.ensenada.net/orquestainf/index.htm ).
Preciosos alumnos todos,
llenos de energía, inquietud, entrega, tesón, voluntad, disciplina, trabajo,
talento. Por esa combinación fueron tan exitosos durante tantos años. Puro
ganador de 20 juegos y bateadores de más de .300.
En muchas ocasiones y con
la mejor voluntad, al escucharlos ejecutar su instrumento, las personas
opinaban: “que suerte de esos niños el haber nacido genios para la música.”
Aunque se agradece, su opinión dejaba afuera los años, cientos de meses, de
semanas, miles de días y de horas que nos pasamos ensayando, insistiendo,
machacando. Practicando una pieza mil
veces antes de ejecutarla ante el exigente y conocedor público.
Adopto y adapto una frase
del violinista español Pablo Sarasate: “¡Un genio! Por treinta y siete años he
practicado por diez horas al día y ahora me llaman un genio.”
Un proverbio chino dice
que: “Las grandes almas tienen voluntad, las débiles sólo tienen deseos.”
Por su parte Aristóteles
sentenció: “La excelencia es un arte que se consigue con el entrenamiento y el
hábito, somos lo que hacemos repetidamente.”
El novelista francés
Honoré de Balzac aportó: “No existe gran talento sin gran voluntad.”
El Premio Novel de
literatura, el español Jacinto Benavente con todo tino publicó: “Muchos creen
que tener talento es una suerte; nadie que la suerte pueda ser cuestión de
talento.”
Y así nos pasaríamos
horas y horas recordando y analizando sabias frases que se han dicho y para mí
imposibles de rebatir.
Todo esto porque llamar a
Willie Mays y a Mickey Mantle jugadores “naturales,” sería un insulto a sus
años de práctica y preparación.
Mickey Mantle fue el
bateador más temido dentro del más exitoso equipo de béisbol en la historia y
superó el gran dolor en su peregrinar por el béisbol para satisfacer a sus aficionados,
a su papá y a él mismo.
Mickey Charles Mantle
(1931-1995) nació en Spavinaw, Oklahoma, hijo de Mutt Mantle, un trabajador
minero quien había soñado en una buena vida para su hijo Mickey. Mickey,
(llamado así por Mickey Cochrane,) fue un destacado deportista en su escuela,
pero una seria lesión practicando el fútbol, estuvo cerca de acabar con su
carrera y su vida.
Mickey sufrió de
osteomielitis, una condición que debilitaba su pierna izquierda, la que podía
haber perdido si su mamá no hubiera aplicado un entonces nuevo tratamiento con
una droga revolucionaria, que descubriera el británico Alexander Fleming, la
penicilina.
Los Yankees firmaron a
Mantle en 1949 y lo asignaron a Clase B como shortstop, bateando para .313 ese
año y cometiendo 47 errores. El siguiente año, él fue líder en la Western
Association con .383 de porcentaje de bateo, 141 carreras anotadas, 199 bases
alcanzadas y 55 errores como shortstop en 137 juegos.
Sus 26 homeruns y 136
carreras empujadas condujo a Casey Stangel a nombrar a Mickey como el más alto
prospecto en el béisbol. Mantle abrió la temporada de 1951 en el jardín derecho
(después de ser asesorado en la técnica defensiva por el ex-jardinero de los
Yankees Tommy Henrich). A mitad de temporada fue enviado a la American
Assosiation. Desanimado, quiso renunciar al béisbol, pero fue su padre Mutt
Mantle quien picó su orgullo.
Mantle tenía un enorme
antebrazo y una centellante velocidad y llegó a ser un super jardinero central,
en 1952 tomó el control del puesto que dejara vacante el gran Joe DiMaggio.
Durante sus primeros años, Mantle fue posiblemente el hombre más rápido en el
juego. En sus mejores temporadas, que hubo muchas, Mickey fue simplemente un
pelotero devastador. Podía correr como el viento y provocó que midieran la
longitud de sus batazos.
Llevó a los Yankees a 12
clásicos de otoño en 14 años y ganaron 7 series mundiales. A su retiro era el
jugador con más cuadrangulares, carreras producidas, carreras anotadas, bases
por bolas y ponches recibidos en serie mundial.
Lideró a la Liga
Americana con 129 carreras en 1954 y consiguió su primer título de
cuadrangulares con 37 en 1955. Fue un bateador que se ponchaba muy seguido,
pero podía también recibir una base por bolas, obtuvo al menos 100 durante cada
una de diez temporadas.
En 1956, Mantle tuvo una
de las más grandes temporadas como bateador. Conectó 52 home runs, tuvo 130
carreras impulsadas y bateó para .353 de porcentaje con lo cual ganó la
codiciada triple corona de bateo. También fue líder en la liga con 132 carreras
anotadas y un porcentaje de .705 de slugging, recibió 112 bases por bolas y
ganó el primero de tres nombramientos como el jugador más valioso de la
temporada. De nuevo en 1957, fue declarado el más valioso de la liga, bateó
para .365 con 34 cuadrangulares, 94 carreras producidas, 121 carreras anotadas
y 146 bases por bolas.
Mantle consiguió la
corona de home runs en 1958 y 1960, después en 1961 se trenzó en duelo con
Roger Maris para ver quién rompía el record de home runs de Babe Ruth en una
temporada.
Mientras Maris con 61 fue
el ganador, Mickey fue líder en la liga con .687 en el departamento de
slugging, 132 carreras anotadas y 126 bases por bolas. Mantle ganó otro
nombramiento como el jugador más valioso en 1962 con .321 de porcentaje de
bateo, 20 cuadrangulares y 89 carreras producidas.
La lesión en la pierna de
Mantle durante su adolescencia en la escuela secundaria y otras lesiones,
acortaron su carrera y fueron una constante fuente de intenso dolor. Después de
intentar lo mejor en las temporadas de 1967 y 1968, Mickey Mantle se retiró del
béisbol. En esa época dijo: “Si extraño algo el día de hoy, es la atmósfera de
el vestidor.”
Mickey fue un compañero
muy animoso, él y su alma gemela Withey Ford pintaron muchas ciudades de rojo.
Mantle no fue generoso con la prensa y los aficionados, las dificultades que
arroja ser una súper estrella lo abrumaban.
Fue nombrado como el
bateador ambidiestro más grande en la historia del béisbol por la Sociedad de
Investigadores del Béisbol de los Estados Unidos.
Fue del dominio público
el problema de Mickey Mantle con el alcohol a finales de su vida, pero también
ganó altas marcas de heroísmo por la manera en cómo enfrentó al cáncer que
finalmente tomó su vida en 1995. Se le recuerda como el número 7 de los
Yankees, aunque también portó el 6 durante algunos juegos en 1951 al inicio de
su ilustre carrera. Fue elevado al Salón de la Fama de Béisbol en Cooperstown
en 1974.
Sin pretenderlo Mickey
Mantle fue el causante de que se midiera la longitud de algunos batazos. En
abril de 1953, mientras enfrentaba al lanzador zurdo de los Senadores de
Washington, Chuck Stobbs en el estadio Griffith de la capital estadounidense,
Mantle estaba usando un bat propiedad del jugador de reserva Loren Babe, el
cual había tomado prestado y aporreó el segundo lanzamiento de Stobbs, (una
rápida ligeramente alta por el centro del plato) sobre las gradas, la pelota
pasó por la esquina de un anuncio de cerveza y desapareció. El publicista de
los Yankees Red Patterson encontró la pelota en las manos de un niño de 10
años, quien le mostró el lugar en donde la había encontrado, a más de 100 pies
de la barda del estadio, calculado el batazo en 565 pies.
No se sabe si Patterson
le arrebató, le compró o hizo algún trueque justo por la pelota.
Por cierto le recomiendo
el libro “Mickey and Willie” del autor Allen Barra, publicado por Three Rivers
Press, en el cual el autor narra vida y obra de ambos personajes.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.