SANTO DOMINGO. Que Venezuela tenía la población, el talento, el conocimiento técnico y el resto de la maquinaria para sustituir a la República Dominicana como principal exportadora de peloteros a las Grandes Ligas fue una alerta que se encendió a mediados de la década pasada y muchos lo veían como cuestión de tiempo para que ocurriera.
Esta amenaza nunca había estado tan cerca como este 2018. Los sudamericanos respiran ya en la oreja a unos quisqueyanos que asumieron el control en 1978 cuando sustituyeron a los puertorriqueños como principales suministradores de talento con otra nacionalidad deportiva diferente a la estadounidense.
Los bolivarianos totalizaron 66 representantes en las plantillas de 25 hombres, más otros ocho en lista de lesionados y suman 74. Los dominicanos fueron 71 en las plantillas que comenzaron el jueves, más otros 15 en lista de lesionados y tres suspendidos por dopaje; un balance de 89.
El doble de bajas por problemas físicos y los tres castigos dejaron la diferencia en cinco jugadores disponibles para el arranque de la campaña entre los de Albert Pujols y Miguel Cabrera, una cifra impensable hace 20 años cuando Sammy Sosa y Pedro Martínez se adueñaron del espectáculo, uno con batazos kilométricos y el otro arrodillando sin misericordia a cualquier bateador.
Bobby Abreu, Omar Vizquel, Magglio Ordóñez y Andrés Galarraga eran los principales referentes “chamos” de entonces.
De acuerdo con la enciclopedia virtual Baseball Almanac, a lo largo de la temporada de 1998 jugaron en las Grandes Ligas 90 nacidos en Quisqueya (además de Alex Rodríguez, Ronnie Belliard, Moisés Alou y Alex Arias). Ese año fueron 34 los venezolanos.
Un década más tarde (2008) el total de nacidos en el país llegó hasta 127 (más A-Rod, Alou, Belliard, Manny Delcarmen y Emmanuel Burriss), mientras que los bolivarianos toparon los 83, más del doble que dos lustros atrás.
“Si no hubiese sido por la crisis económica y política, que acabó con las academias allá, ya nos hubiesen pasado”, dijo a DL un escucha que evalúa y recluta talento en todo el continente. “Tienen mejor estructura de pequeñas ligas, muchos ex peloteros y jugadores activos han invertido en programas y no han parado de desarrollar jugadores”.
La inestabilidad en el gigante productor de petróleo hizo desaparecer en 2015 un circuito de liga de verano que la MLB operaba en menor escala que el dominicano desde 1997. Los escuchas también comenzaron a confrontar problemas para evaluar talento, uno que comenzó a desplazarse hacia Dominicana, Panamá y Colombia.
Si bien los venezolanos tuvieron representante en el Big Show (Alex Carrasquel, 1939) antes que los dominicanos (Osvaldo Virgil, 1956) y su liga otoño-invernal también arrancó antes (1945) que la Lidom (1951), el gran salto de los paisanos de Hugo Chávez llega en el siglo XXI.
Hasta 1999 solo habían aterrizado en la Gran Carpa 116 venezolanos en 54 años. Desde que el calendario dio paso al nuevo siglo y hasta el final del curso 2017 eran 259 los nuevos llegados para un total de 376, un aumento de un 224%. En el mismo trayecto, los duartianos pasaron de 285 a 726, un incremento de un 155%.
Lo cierto es que ni la situación sociopolítica en Caracas y del resto del país, ni la incursión de Cuba al escenario como nueva fuente, el relanzamiento de Puerto Rico o el fuerte posicionamiento dominicano han detenido la producción de material de primera línea en tierra de Nicolás Maduro. Los 71 jugadores al Día Inaugural es la cifra más baja de dominicanos desde los 70 de 2013.
Menos firmas, más dinero
El número de reclutamiento de venezolanos es inferior al dominicano, pero los desembolsos promedios a los sudamericanos superan a los de La Hispaniola.
En 2017, los 319 bolivarianos fichados recibieron US$55,005,000, para una media de US$172,429, de acuerdo con datos suministrado por la MLB a DL. Ese mismo año en Dominicana fueron reclutados 486 jóvenes por US$66,604,500 para un reparto per capita de US$137,046.
En 2014 era una fotografía parecida. Los 454 criollos que ficharon recibieron US$54,024,100 para una media de US$118,995, mientras que los 236 vinotintos cobraron US$35,399,500 para un promedio de US$149,997.
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