Al derecho de los Mets, Noah Syndergaard, le tomó apenas dos horas y 10 minutos despachar a los Rojos el jueves y convertirse en el séptimo pitcher en la historia de las Grandes Ligas que lanza un blanqueo 1-0 y conecta un jonrón.
Syndergaard recibió casi cero apoyo ofensivo de sus compañeros, pero no importó porque abrió el tercer inning conectando el sexto jonrón de su carrera, empatando a Tom Seaver en el segundo lugar de la lista de pitchers con más jonrones para los Mets y poniéndose a uno de Dwight Gooden.
Los abridores de los Mets han sacado cuatro bambinazos este año, empatando la marca de la franquicia para una temporada con 131 juegos todavía por disputar.
Su propio cuadrangular fue todo lo que necesitó Syndergaard. Entre el tercero y el noveno retiró a 17 de 18 bateadores enfrentados y al único que se le embasó lo sacaron enseguida con una doble-matanza.
Cuando retiró a Yasil Puig para terminar el juego, Syndergaard se convirtió en el primer pitcher en lanzar un blanqueo 1-0 y dar un jonrón desde que Bob Welch lo hiciera para los Dodgers en 1983. Sólo otros cinco lo han logrado, pero ninguno desde 1971.
“Tiene que ser una de las cosas más raras en el béisbol”, dijo el manager Mickey Callaway.
En efecto, en el contexto de la historia del béisbol, es tres veces más raro que un juego perfecto (de estos ha habido 24).
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