SERIE MUNDIAL 1975
Por Héctor Barrios Fernández
Cada Serie Mundial tiene su sello propio, pero la de 1975 parece que se
lleva la mayoría de votos como la mejor.
La tarde-noche del 21 de octubre de 1975 junto con algunos de mis
compañeros de la Escuela Normal y en casa de nuestro amigo “Robertón”
fuimos testigos del sexto y trepidante juego de la Serie Mundial.
Estábamos ahí, no sólo porque fuera nuestro amigo, sino porque era el
único que contaba con una antena gigante para TV y con ella poder captar
la señal desde San Diego y verla en Ensenada.
Al amigo que no le gustaba ver el juego, lo comisionamos para que desde
el techo de la casa le moviera a la antena y captar la mejor señal,
mientras los demás mirábamos la tele cómodamente sentados en la sala
comiéndonos las uñas.
Aún no existían las parabólicas para casa o los Dish o Directv o
sistemas de ese tipo.
Pues bien, este clásico contó con todos los atributos para ser de los
más trepidantes jamás jugados.
Seis de los siete juegos fueron ganados por el equipo que vino de atrás.
Dos fueron decididos en el noveno inning y dos en extra inning.
El sexto juego debe de estar en el grupo de los más excitantes jugados
en Serie Mundial.
Bajo la protección de los lanzamientos del cubano “costal de mañas” Luis
Tiant, los Medias Rojas ganaron el primero de la serie 6-0 en su casa de
Fenway Park.
Al siguiente día los Rojos vinieron de atrás para anotar dos carreras en
su turno del noveno inning y sacarle el juego de la bolsa a los de
Boston y llevarse la victoria por score de 3-2, en juego que estuvo
suspendido por la lluvia por espacio de 27 minutos.
La serie se traslada al River Front Stadium de Cincinnati y el tercer
juego fue verdaderamente electrizante, de suspenso, novelesco y todo por
una controversial jugada que se marcó o mejor dicho “no fue marcada” por
el umpire de home Larry Barnet.
Con el score empatado 5-5 en la parte baja del 10th inning, César
Gerónimo del equipo de casa, abrió con sencillo, Ed Ambrister vino a
batear de emergente por el pitcher Rawley Eastwick, dejando un toque
exactamente frente al plato.
En lugar de correr, Ambrister se quedó parado un instante sin moverse,
el catcher Carlton Fisk, al ir por la pelota, chocó contra él.
Fisk empuja a Ambrister y tira a segunda tratando de poner fuera a César
Gerónimo que corría hacia esa base, sólo que el tiro es malo y se
interna al jardín central.
Gerónimo avanza a tercera y Ambrister se adueña de la segunda.
Carlton y los Medias Rojas protestaron airadamente, argumentando que
Ambrister había colisionado intencionalmente con él en su intento de ir
por la pelota.
Pero el umpire Barnet se mantuvo en que no había habido interferencia
alguna.
Muchos sacaron el libro de reglas, pero de nada sirvió. Lo guardaron de
nuevo.
Dos bateadores más tarde Joe Morgan trajo la carrera del gane con
sencillo. Los equipos intercambiaron victorias en los juegos 4 y 5.
El juego número 6 fue de esos no aptos para cardiacos.
Los Rojos tenían la ventaja de 6-3 con dos outs en el octavo episodio,
cuando el bateador emergente Bernie Carbo conectó cuadrangular con dos
en base para empatar el encuentro.
Carbo ahora estaba del lado de los Bostonianos, porque permítame
recordar que el mismo Bernie Carbo estaba con los Rojos de Cincinnati en
la Serie Mundial de 1970 y fue partícipe de una de las jugadas que más
me han llamado la atención.
Sucedió que al llegar Bernie barrido a home, el receptor de los Orioles
de Baltimore Elrod Hendricks recibía el tiro y el umpire de espalda a
home entre corredor y receptor marcando el out.
Después se comprobó que ni Carbo tocó home y Hendricks con la pelota en
su mano derecha, quemando a Bernie con su mascota en la mano izquierda.
Se armó la grande.
Pero volviendo al tema, después del cuadrangular de Carbo, en el turno
de los de casa en el noveno inning, Danny Doyle corriendo en tercera y
en una jugada muy desafortunada para su equipo, trató de anotar en pisa
y corre, sólo que el elevado al jardín izquierdo fue muy corto y
fácilmente en tiro de George Foster fue enfriado en home.
Ya en el inning 11, Dwight Evans, realizó una de las más espectaculares
jugadas en esta y todas las Series Mundiales, al sofocar lo que podía
haber sido un rally de los Rojos, quedándose con un tablazo salido del
bat de Joe Morgan que tenía todas las intenciones de irse de
cuadrangular y hubiera enterrado a los de Boston.
No conforme con haber hecho una jugada de escándalo, hizo un perfecto
tiro a primera base para poner out a Ken Griffey que no alcanzó a
regresar a tiempo. En lugar de dos carreras para Cincinnati, tuvieron
dos outs en contra.
Así de impredecible es el béisbol.
Pasaban 34 minutos de la media noche en Boston, cuando Carlton Fisk
pescó un lanzamiento sinker de Pat Darcy octavo pitcher de los Rojos en
ese juego, que se le quedó poco abajo y la pelota dibujó un amplio arco
por toda la línea de jardín izquierdo.
Boquiabiertos vimos como Carlton Fisk, receptor patipálido, brincoteaba
encaminándose hacia primera base y con sus brazos le pedía a la pelota
que se fuera por terreno bueno.
Instantes después estalló en júbilo al ver cómo la pelota se estrellaba
contra lo alto del poste amarillo del jardín izquierdo que divide el
terreno bueno y el de foul, por lo tanto se marcaba un cuadrangular para
que Medias Rojas se alzara con la victoria.
Pete Rose del equipo derrotado dijo que era lo más grandioso que él
jamás había visto en su vida.
El organista del estadio Fenway comenzó a tocar el Haleluya de el Mesías
de George Frederic Handel, una de las obras más hermosas en el mundo de
la música.
La celebración duró poco, cuando a la siguiente noche, en el noveno
inning del séptimo juego, Joe Morgan conectó al novato Jim Burton un
flojo sencillo que impulso a Pete Rose con la carrera que dio el triunfo
a los Rojos de Cincinnati y con ello el título de la Serie Mundial.
Como dicen “fue hermoso mientras duró”. Ah!!! Tiempos aquellos.
Cómo han pasado los años.
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