9 abr 2019

TIEMPO DE BEISBOL POR: ENRIQUE KERLEGAND



TIEMPO DE BEISBOL: Las anécdotas siempre han sido una fase adicional en la historia del beisbol. Buscaré algunas para esta ocasión en el libro de este servidor llamado El Fantástico Mundo del Beisbol. Hay una especial siendo Tomás Herrera el protagonista, aquella experiencia que tuvo con el ampáyer veracruzano Antonio Páramo.
Empezaba la década de los años 60 y los Diablos Rojos de México iniciaron serie en casa frente al Águila de Veracruz, Tomás Herrera tenía poco de haber tomado el mando del equipo Lucifer. Alrededor del home donde se daban y siguen dándose las reglas de terreno, en el parque del Seguro Social, al finalizar y después de intercambiar los órdenes al bat, Tomás le dijo a Páramo que pusiera atención en el juego sobre todo en el conteo. Páramo se había identificado como un ampáyer que gustaba de estar hablando con los jugadores y se distraía. No le gustó esa recomendación del manager capitalino y de inmediato lo expulsó. Andrés Tanaka se quedó al frente del equipo.

Al día siguiente; Tomás Herrera estaba como coach de tercera base y a Páramo le tocó ampáyar por esa zona. Antes de hacer su primer lanzamiento el pitcher, Páramo se le acercó a Tomás Herrera y le pidió disculpas por haberlo expulsado un día antes, agregando "Mira, Tomás, es que estoy preocupado porque una tormenta causó daños en mi ranchito y murieron varios animalitos". Tomás lo escuchó pacientemente y le respondió, "mejor te hubieras muerto tu por hocicón". En ese momento, Toño Páramo levantó el brazo y volvió a expulsar al manager de los Diablos Rojos de México".
ARMANDO Y SILVERIO…
Sucedió en Puebla cuando se jugaba todavía en el estadio "Ignacio Zaragoza", el juego se puso en marcha con el ampáyer Armando Rodríguez en home. Silverio Pérez abrió juego por los Diablos Rojos de México y los Pericos de Puebla al bat, en turno Ronnie Camacho que dio batazo muy largo pero pegado a la raya de ferbol del izquierdo. Armando juzgó que se había ido en terreno de ferbol y fue entonces que Silverio le reclamó, cuando la protesta subió de tono el ampáyer lo expulsó y la reclamación tardó un poco más. El manager Tomás Herrera trató de calmar a Silverio y este le dijo, "nada de eso Tomás, Armando es un mal agradecido, ya se olvidó que yo le di posada en la casa cuando llegó de Cuba".
Eso fue un buen argumento para que Tomás tomara la bronca por su cuenta y le reclamó al ampáyer, diciéndole lo que le confió Silverio. El caso es que no hubo cambio y el juego continuó. Los equipos visitantes usaban el dugout del lado izquierdo y para entrar, también para salir, tenían que pasar por atrás del home. Silverio guardó sus cosas y dejó la caseta porque no podía permanecer ahí después de ser expulsado. Al pasar cerca del home, Armando se le acercó y le dijo "chismoso".
EL TRUCO DE MARIO…
En la vieja Liga de la Costa del Pacífico, jugando en el viejo y desaparecido parque "Ángel Flores" de Culiacán, los Cañeros de Los Mochis estaban de visita. En un turno de los Tacuarineros, como se llamaba el equipo de Culiacán en aquellos tiempos, vino a batear Héctor "Chamaco" Lara y despachó batazo por el jardín izquierdo que saltando pegado a la barda, Mario Ariosa atrapó en gran forma, era el tercer out y corrió hacia su caseta. Muy cerca tiró rodando la pelota hacia el montículo.
Terminó el juego y cuando Lara salía del dugout se le acercó un chamaco pidiéndose que le firmara la pelota que llevaba en la mano, a la vez que le dijo "esta es la pelota de su jonrón". "no di jonrón", respondió. "Como no, señor" si yo lo vi". Resulta que Ariosa con aquellos uniformes muy holgados que se utilizaban antes, siempre se echaba una pelota en una de las bolsas traseras. Le salió el truco y muchos años después platicando con él le recordé este suceso y se tiró la carcajada. Luego me platicó que tuvo otras parecidas en los viejos parques que tenían mal alumbrado.

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